Recibe, mezcla y envía: así podría resumirse la operación del descargadero. Un sistema que recibe el crudo de pozos pequeños del oriente del país para satisfacer las necesidades de los oferentes.
Los grandes yacimientos al oriente del país como Caño Limón (1983), Cusiana (1991) y Cupiagua (1993) han sido la base de la producción petrolera en Colombia. Pero no todo son pozos de cientos de millones de barriles. Paralelo a los grandes descubrimientos, también se ha encontrado crudo a menor escala que, sumado, representa volúmenes a tener en cuenta.
Los campos pequeños no tienen infraestructura para conectarse al oleoducto y en los departamentos de Casanare, Meta y parte de Arauca hay operación con esas características. Por costos, la única manera de transportar la producción es en carrotanques. Así nace en 2013 el descargadero de la estación Cusiana, uno de los cinco más competitivos del país.
Alejandro Herrera, jefe de operaciones en Cusiana, recuerda que el descargadero empezó con 7 bahías, después pasó a 10 y ahora hay 15 posiciones. “Antes el cliente tenía puntos satélites donde mezclaba su crudo pesado con el diluyente y lo traía mezclado. Hoy les ofrecemos el servicio de mezcla en línea para lo cual solo deben llegar con sus dos productos. Esto significa una reducción de costos y de logística importante para ellos y una ventaja competitiva para nosotros”, asegura Herrera.
Desde un pozo ubicado en Villanueva, Casanare, José Gabriel Olarte, conductor de Transportes Mariposa, llega con su carrotanque después de cinco horas al descargadero de Cusiana.
La actividad del descargadero, que es 24/7, empieza con la llegada del carrotanque a la portería. En ella, el conductor presenta la guía que detalla la información de la carga. Así se inicia la trazabilidad de todo el proceso y con base en ello se puede hacer una programación diaria para saber qué, cómo y cuándo se va a descargar. Esto sirve para mejorar la coordinación con los demás oferentes.
Los carros pasan al parqueadero alterno donde generalmente puede circular entre 200 y 300 carros. Continúa a la báscula y se verifica que el peso que traiga corresponda a la cantidad registrada en la guía. Después el conductor es llamado y se le adjudica una bahía para el descargue.
En la bahía se elimina toda la estática del vehículo y después se conectan las mangueras. Un operario en la parte alta destapa las escotillas y abre las cortinas; y un operario en piso conecta y quita los sellos de seguridad. Entre los dos coordinan la alineación.
Cuando los operarios abren la válvula se comunican con el cuarto de control del descargadero y se verifica la conexión a tierra, la conexión de mangueras y se inicia la descarga, en la cual se monitorea la presión de salida, la succión, la presión de descarga, el flujo y la densidad, entre otros.
En este punto de la descarga el crudo puede ir a diferentes procesos dependiendo de las necesidades previamente solicitadas por el cliente:
Un carrotanque con capacidad para 230 barriles tarda en promedio 45 minutos en ser descargado.
Cuando termina el descargue se verifica que los volúmenes coincidan con la guía, se cierran las escotillas del carro, llaman al conductor quien revisa su vehículo y sale de la bahía. Después pasa por la báscula para ser pesado de nuevo y se retira de las instalaciones.
Toda la operación del descargadero tiene trazabilidad desde que el carro llega y sale del parqueadero alterno, a qué hora llega a la báscula y cuándo empezó y finalizó el descargue. Este robusto sistema genera flexibilidad y confiabilidad en los clientes para iniciar el transporte de sus volúmenes.
Actualmente la estación Cusiana está recibiendo 250.000 barriles diarios de crudo de los cuales 40.000 aproximadamente llegan por el descargadero. “Previo a la pandemia llegamos a tener el pico de 80.000 barriles diarios descargados”, afirma Alejandro Herrera.
Una de las resientes novedades del descargadero fue la habilitación de las bahías 9 y 10 para que en ellas se descarguen carrotanques con motor a gas natural vehicular. La llegada de este tipo de transporte no significó ninguna modificación a las bahías y se convierte en una alternativa que reduce las emisiones y contribuye a la descarbonización.
Tras 9 años de funcionamiento, el descargadero de la estación Cusiana es un activo que aporta entre el 20% y 30% de los volúmenes que llagan a la estación. Poder hacer dilución en línea y recibir vehículos que trabajan a gas natural, hacen del descargadero una oferta competitiva en el mercado de transporte de hidrocarburos.